A que saben tus labios????

Sabes, llevo unos días preguntándome ¿A qué sabebn tus labios? ¿Cómo serán tus besos?
Yo contesté muy  sutilmente:
-Ahora mismo  mis labios a  café y en cuanto a mis besos puedes comprobarlo si te apetece tu mismo... Dicho esto te abalanzaste  a mi boca con la misma fuerza que lleva un tapón de champán cuando lo descorchan. Tus manos desabrocharon los botones de mi camisa, acariciando a tu paso todo lo que encontraba, tus labios ardientes ya recorrían mi cuello e hiciste una parada entre mis pechos, los sacaste  delicadamente por encima del sujetador, comenzaste  a besarlos y a lamerlos con tal ansia que pareciera que jamás antes lo hubieras  hecho. Desocupaste  la mesa con rapidez y me tumbaste en ella, yo, suelo ser bastante apasionada en mis encuentros sexuales, pero esta vez decidí abandonarme a tu deseo, me dediqué a disfrutarte... Sentí como tus manos se deslizaban por mis piernas a la vez que subías mi falda hasta mis caderas, comenzaste a besarme justo por encima del triangulo de mi tanga, tu boca jugaba con los cordones de la tela, hasta que decidió retirarlo por completo dejando mi sexo totalmente al desnudo y a tu plena disposición, te sentaste  en su sillón justo frente a mí, cogiste con delicadeza mi pierna izquierda posando mi pie justo en uno de los brazos del sillón, después hiciste  lo mismo con la derecha, y como si lo tuvieras  ensayado tus manos se engancharon a mis muslos como garfios a la vez que tu cara se hundía allí justo, en el epicentro de mi cuerpo,donde yo reventaba en hervores y vapores, donde creando espirales de lujuria con tu lengua se curvaba mi cuerpo de un inmenso placer, lograste  que perdiera la noción de todo lo terrenal, sumida por la gran excitación que en ese momento me estabas haciendo sentir, era como si tu sangre y la mía circularan por el mismo torrente sanguíneo, tu sumido en la voracidad de la más intensa pasión y yo revolcándome de delirio en la antesala de un orgasmo inminente. Así fue, un latigazo de placer me recorrió entera quebrando mi cuerpo entre gemidos y suspiros, dejándome sin aire y a la mas inevitable fragilidad, no podía apenas hablar y con bastante esfuerzo me incorporé, bajaste mis pies al suelo,te levantaste del sillón, y me volviste a besar, esta vez tu boca era más agresiva, el sabor impregnado de mi sexo volvió a excitarte, era notorio como el sudor de tu cuerpo se había pegado en la espalda de tu camisa, tu piel ardía, tu fastuosa erección era más que evidente, tu pene estaba pidiendo ser liberado urgentemente, así lo hice, desabroché tu cremallera e introduje mi mano en su interior, palpando tu pene y bajando a tus testículos, te bajaste el pantalón y tu bóxers a la vez, te empuje a tu sillón logrando que te sentaras, y me dispuse a lamer su imponente pene, jugaba con mi lengua recreándome en tu glande, lo engullía y lo abandonaba para bajarme a sus testículos, a él este ritual te encantaba, notaba tu aprobación con tu mirada donde se reflejaba tu lascivia contenida, de un impulso me levantaste por los brazos incorporándose a la vez, me tumbaste de nuevo en la mesa pero esta vez boca abajo, mis manos se agarraron al borde de la mesa mientras que las tuyas sujetaban con fuerza mis caderas, desnuda de cintura para abajo lamiste  mis glúteos y mi sexo desde atrás, llevándome de nuevo a enloquecerme de deseo, rozabas suavemente tu pene contra mis nalgas, en el preludio de una inminente penetración, la cual no tardo en aparecer, entraste en mi delicadamente apretándome todo lo que podías contra ti, mientras yo sentía como tu pene se acoplaba a mi vagina, parecía que le hubieran hecho a medida para ella, esa sensación me excitó bastante, sentirme tan llena, tan penetrada, dos cuerpos enlazados por sus cuerpos, hambrientos de ellos mismos, incansables ambos de darse placer mutuo...